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¿Cómo se descubrió el helio? Una historia fascinante

descubrimiento del helio

El helio, a pesar de ser el segundo elemento más abundante en el universo observable, se revela como un tesoro escaso en la Tierra, resultado de la descomposición radiactiva de elementos como el uranio. Su intriga como elemento no era plenamente reconocida hasta 1868, cuando dos mentes científicas, una en Inglaterra y otra en Francia, colaboraron para develar sus secretos.

¿Quién descubrió el helio en el sol?

En 1859, Gustav Kirchoff hizo un hallazgo revolucionario al darse cuenta de que era posible descifrar la composición química de estrellas como nuestro sol mediante el análisis de los espectros de luz que emitían. Utilizando este método, no solo descubrió elementos como cesio y rubidio, sino que también plantó la semilla para el descubrimiento del helio.

Los astrónomos estaban particularmente intrigados por las prominencias solares, esas explosiones de color que parecían llamas en el sol, ahora sabemos que son nubes calientes de gas denso. Para estudiarlas a fondo, los científicos vieron en los eclipses solares una oportunidad única.

Pierre Janssen, nacido en París, Francia, dejó un legado imborrable en la historia de la ciencia. A pesar de sufrir una discapacidad desde su infancia, se embarcó en un viaje intelectual apasionante que lo llevó a explorar diversos campos científicos. Desde matemáticas y física hasta astronomía y geofísica, su búsqueda de conocimiento lo llevó a través de continentes y expediciones.

Fue en 1868, durante un eclipse solar en Guntur, India, cuando Janssen centró su atención en las prominencias solares. Sus observaciones lo llevaron a concluir que estas estructuras estaban compuestas principalmente de gas hidrógeno, calentado a temperaturas extremadamente altas. Pero fue el análisis del espectro solar lo que le revelaría el helio.

¿Cómo se descubrió el helio en la tierra?

Aunque inicialmente recibió escepticismo, el helio no se limitaba a brillar solo en el sol. En 1882, Luigi Palmieri, físico italiano, analizando la lava del Monte Vesubio, notó una línea espectral amarilla peculiar en sus datos. Era la primera indicación de helio en la Tierra. Sin embargo, pasaron otros 12 años antes de que William Ramsey, un químico escocés con una trayectoria científica sólida, encontrara pruebas experimentales sólidas de este nuevo elemento.

Ramsey, inspirado por conferencias científicas y con un doctorado en la mano, se embarcó en una investigación que lo llevó a aislar no solo helio, sino otros gases inertes. Este logro le valió el Premio Nobel de Química en 1904 y puso al helio en el mapa de los elementos químicos.

¿Cómo se confirmó el descubrimiento del helio?

Una vez que se estableció que esta línea espectral amarilla correspondía a un nuevo elemento, Joseph Norman Lockyer, un astrónomo inglés, lo bautizó con el nombre de «helio», derivado de la palabra griega para el sol, «helios». Este nombre capturó la esencia de este elemento ligero y brillante, que ilumina nuestro cosmos en abundancia.

El descubrimiento del helio es una epopeya en la exploración científica que nos recuerda que, incluso en lo cotidiano, hay secretos que esperan ser desvelados. Su papel en nuestra vida moderna es crucial, desde inflar globos hasta resonancias magnéticas, el helio sigue brillando en nuestro día a día, recordándonos nuestra conexión con las estrellas.