INTRODUCCIÓN
El uranio, un elemento que despierta tanto fascinación como temor, ha dejado una huella indeleble en la historia de la humanidad. Desde su papel protagónico en la creación de armas atómicas hasta su contribución esencial en la generación de energía, el uranio es un actor multifacético en el escenario químico. Acompáñanos en este recorrido por sus propiedades, usos y algunas curiosidades que quizás desconocías.
PROPIEDADES FÍSICAS Y QUÍMICAS DEL URANIO
En la vastedad de la tabla periódica, el uranio se posiciona en el grupo de los actínidos, exhibiendo con orgullo el símbolo «U» y un imponente número atómico de 92. Con 92 protones danzando en su núcleo, este metal de tonalidad gris destaca por ser el elemento de mayor peso atómico hallado en la naturaleza.
Aunque su forma metálica es poco común en la naturaleza, el uranio tiende a formar compuestos con otros elementos. Exhibe las típicas propiedades de los metales, siendo dúctil y maleable, a pesar de su deficiente capacidad como conductor eléctrico.
La característica que lo distingue, sin duda, es su radioactividad. Este fenómeno, intrínseco a los elementos inestables, desencadena transformaciones nucleares en busca de la ansiada estabilidad. No obstante, entre sus peculiaridades, destaca su elevada densidad; asombrosamente, un litro de uranio pesa 19,1 kilogramos, una cifra que resuena en contraste con el ligero hidrógeno, cuyo litro apenas alcanza los 70 gramos.
¿PARA QUÉ SIRVE EL URANIO? USOS Y APLICACIONES
Más allá de su innata radiactividad, el uranio revela su potencial al someter su núcleo a la fisión nuclear. Descubierta en 1938 por Otto Hahn y Lise Meitner, esta reacción liberadora de energía desencadenó inicialmente el lado destructor del uranio con la creación de bombas nucleares.
No obstante, la década de 1950 marcó un giro hacia aplicaciones constructivas. La investigación se volcó en el aprovechamiento del uranio como combustible para reactores nucleares, responsables hoy del 17 % de la electricidad mundial.
¿Cómo se produce el combustible? Las rocas ricas en uranio se dirigen a plantas químicas donde procesos fisicoquímicos incrementan la proporción de uranio aprovechable (235U), conocido como uranio enriquecido, el cual destaca por su alta radiactividad.
Además de su papel energético, el uranio encuentra cabida en la industria y la medicina. Su presencia natural facilita la datación de minerales, combustibles fósiles y contribuye a estimar la antigüedad de nuestro planeta.
5 COSAS QUE NO SABÍAS SOBRE EL URANIO
Ahora que hemos explorado su esencia y utilidades, adentrémonos en algunas curiosidades que añaden matices a la historia del uranio.
- Historia milenaria: Antes de comprender su naturaleza, el óxido de uranio ya deslumbraba. Vidrios del 79 a.C., teñidos con este compuesto, exhiben una luminosidad bajo luz ultravioleta. Hoy, este vidrio se reserva al ámbito ornamental, desaconsejándose su uso para alimentos o bebidas.
- El uranio terrestre: Su densidad extrema determina que haya más uranio en las profundidades terrestres que en sus capas superficiales. La gravedad guió a estos elementos pesados hacia el centro durante la formación del planeta.
- Homenaje astronómico: Descubierto en 1789 por Martin Heinrich Klaproth, el uranio rinde homenaje al recién hallado planeta Urano, descubierto por William Herschel ocho años antes.
- Peligro y necesidad: Aunque sus propiedades radioactivas pueden afectar la salud, la radiación del uranio ha contribuido a la habitabilidad de la Tierra. La desintegración del uranio genera calor, esencial para mantener una capa de metal fundido alrededor del núcleo terrestre y preservar nuestro campo magnético.
- Reactores nucleares prehistóricos: En un pasado remoto, la mayor presencia de 235U provocaba reacciones nucleares naturales en yacimientos, actuando como prehistóricos reactores nucleares.
En conclusión, el uranio, enigmático y versátil, va más allá de su notoriedad destructiva. Entre sus átomos se esconde una historia que entrelaza el lado oscuro de las armas nucleares con la luz que brinda como fuente de energía. En última instancia, la interrogante persiste: ¿es el uranio el villano o simplemente una herramienta en manos humanas?
