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Georgi Markov, el periodista envenenado

Una tarde fatídica en el puente de Waterloo

El 7 de septiembre de 1978, Georgi Markov, un destacado periodista del servicio búlgaro de la BBC, experimentó un evento que cambiaría su vida para siempre. Mientras esperaba un autobús en el puente de Waterloo, en el corazón de Londres, sintió un misterioso pinchazo en la parte posterior de su muslo derecho. Al voltearse, vio a un hombre alejándose rápidamente con un paraguas en mano, quien luego abordó un taxi. En ese momento, Markov no le dio mayor importancia a este aparentemente trivial incidente.

El oscuro trasfondo político

Cuatro días después, la realidad golpeó con fuerza. Georgi Markov, conocido por ser parte de un selecto círculo de escritores búlgaros y por sus revelaciones sobre la corrupción, falleció. Se cree que fue envenenado con ricina por orden del gobierno comunista de Bulgaria, al cual había desertado algunos años antes. Markov, valiente y comprometido con la verdad, pagó el precio de enfrentarse a líderes soviéticos molestos con sus exposiciones.

La desconcertante revelación a su esposa

Annabel Dilke, esposa de Markov, relató la dramática transformación de su esposo en esos días fatales. Inicialmente bien el jueves por la noche, Markov estaba al borde de la muerte al día siguiente. A pesar de su estado crítico, Markov mostró a su esposa la marca en su muslo, comparándola con el pinchazo de una aguja hipodérmica.

El desafío médico en St James Hospital

Con fiebre y pulso acelerado, el periodista búlgaro acudió al hospital St James, donde el Dr. Bernard Riley lo atendió. Riley, al principio, enfrentó la incredulidad del personal médico ante la historia de Markov. Sin embargo, la persistencia del periodista y la pequeña inflamación en la parte trasera del muslo llevaron al médico a tomar en serio la situación. La llamada a Scotland Yard marcó el inicio de la investigación sobre el veneno que amenazaba la vida de Markov.

El misterio del ricino revelado

Después de descartar varias posibilidades, se consideró la hipótesis del ricino, un veneno extraído de las semillas de una planta homónima. La confirmación llegó durante la autopsia, cuando se encontró un pequeño objeto metálico en el muslo de Markov. Una esfera de unos 2 milímetros de diámetro con dos agujeros que parecía haber contenido el veneno. En plena Guerra Fría, el ricino se erigía como el arma perfecta para eliminar enemigos de manera silenciosa y sin dejar rastro.

Impunidad y conmemoración

El gobierno comunista de Bulgaria consideró a Markov como una amenaza, y su asesinato se convirtió en uno de los episodios más oscuros de ese régimen. A pesar de homenajes y ceremonias en conmemoración al periodista, nadie ha sido condenado ni arrestado en relación con su muerte. En la actualidad, el veneno utilizado, el ricino, sigue siendo un enigma sin antídoto, dejando la memoria de Georgi Markov envuelta en un misterio impune.