Coca, nieve, farlopa, perico… son tan sólo unas pocas de las muchas formas con las que se nombra a la cocaína: una sustancia estupefaciente con efectos estimulantes en el organismo.
Esta sustancia se extrae mediante un proceso de refinado de las plantas de la coca, una especie muy popular en diferentes zonas de América del Sur, especialmente en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Chile y Perú.
Tras estos procesos de refinado, se obtiene una especie de polvo blanco o pasta en forma pura pero a la cocaína que se vende en la calle ilegalmente los traficantes suelen mezclarla con otras sustancias que se le parecen en aspecto como talco o azúcar, o incluso con otros estimulantes, como las anfetaminas o la cafeína quedando finalmente una cocaína que se denomina “cortada” por tener menor pureza.
¿Cómo se toma la cocaína?
Originariamente, las hojas de la coca eran masticadas por los indígenas sudamericanos debido a sus propiedades terapéuticas que tienen efectos estimulantes, anestésicos, analgésicos y son frecuentemente usadas para tratar el mal de altura, entre otros.
También fue utilizada a finales del siglo XIX (19) como una forma de anestesia local y un tratamiento para los adictos a la morfina.
A pesar de que las hojas de la coca fueron utilizadas durante miles de años como hierba medicinal y para la elaboración de infusiones, ésta droga alcanzó gran popularidad en las décadas de los 70, 80 y 90 en su forma de polvo blanco.
Existen dos formas químicas de la cocaína: las sales y los cristales de cocaína (como base libre). Estas sales son capaces de disolverse en agua y pueden ser consumidas por vía intravenosa (por venas) o intranasal (por las fosas nasales) en forma de “rayas” de polvo blanco. A esta forma de consumir se la conoce como esnifar y es la vía de administración más frecuente hoy en día.
La base libre se refiere a un compuesto que no ha sido neutralizado por ácido para producir la sal correspondiente. Esta forma de la cocaína se puede fumar, ya que no se descompone al calentar como el clorhidrato. Se vende en una forma llamada «crack, roca, y bazuco» (en Colombia y el Caribe), o «Paco» en Argentina, tiene forma de piedras blancas o amarillas y es procesada con bicarbonato de sodio. Generalmente esta forma de cocaína se fuma utilizando una pipa de vidrio.
¿Qué efectos produce la cocaína?
Una vez administrada la cocaína, los efectos son inmediatos aunque varían dependiendo de la forma de consumo que se produzca y consisten generalmente en una elevación de la autoestima, la euforia y la energía.
A diferencia de otras drogas que te desinhiben de la realidad, con la cocaína el sujeto es consciente en todo momento de lo que sucede a su alrededor.
Sin embargo, el efecto dura relativamente poco tiempo (en término medio unos 30-90 min) dependiendo de la pureza de la droga y la dosis administrada.
En cuanto empieza a bajar el efecto, el sujeto experimenta cansancio, desánimo y comienza a sufrir ansiedad por querer recibir otra dosis que le devuelva de nuevo al estado de euforia.
La cocaína es una sustancia estimulante del sistema nervioso central que funciona mediante la modulación de la dopamina, la serotonina y la noradrenalina en el cerebro, neurotransmisores que se mueven entre las neuronas mediante la sinapsis como ya vimos en la serie de neurotransmisores.
Al provocar en el sujeto tal aumento de estos neurotransmisores, el cerebro asimila el consumo de la droga como algo positivo de la misma forma que lo hace con actividades como alimentarse o hacer ejercicio lo cual desencadena en una adicción ya que el sujeto necesita consumir para tener esa sensación de satisfacción.
Además, los receptores de estos neurotransmisores terminan por dejar de funcionar al recibir tantos estímulos. Esto lleva al sujeto a requerir de una dosis cada vez mayor para igualar los efectos de la anterior toma, lo que se conoce como tolerancia.
A largo plazo, su uso descontrolado produce adicción, ataques de pánico, trastornos mentales e incluso, la muerte, bien sea por una sobredosis, o bien por inducción al suicidio.
La cocaína es considerada una droga dura (es decir, genera dependencia física y psíquica y en teoría son más peligrosas para los seres vivos). Su permanencia en el cuerpo depende del organismo pero suele eliminarse por orina entre las 24 y 48 horas posteriores a su consumo. Pasados 2 días la cocaína desaparece en sangre aunque en el pelo es capaz de permanecer incluso hasta 90 días después de su consumo.
¿Qué es el síndrome de abstinencia?
Los sujetos que deciden dejar de tomar la droga pasan por el conocido como síndrome de abstinencia, una serie de síntomas frecuentes en personas adictas que suspenden la dosis de manera repentina.
De forma general, el síndrome de abstinencia tiene tres fases:
Primero el sujeto presenta una intensa depresión ya que necesita de la sustancia para volver a lo que antes era su estado normal. En algunos casos también se presentan síntomas de agitación y ansiedad.
Tras esto llega una intensa necesidad de tomar droga y en los casos más graves se pueden presentar convulsiones, arritmia cardíaca, temblores, irritabilidad o incluso alucinaciones.
La única solución para combatir estos síntomas es consumir más cocaína lo cual hace que sea cada vez más difícil superar la adicción y aumenta el riesgo de sufrir una sobredosis.
¿Cómo superar la adicción a la cocaína?
Como todas las adicciones, resulta muy complicado superar la dependencia a la cocaína ya que es un problema que primeramente requiere de la voluntad del individuo, un entorno adecuado y el apoyo por parte de la familia y amigos.
Pero no está todo perdido ya que existen multitud de clínicas que tratan este tipo de adicciones y terapias de grupo en los que sujetos con el mismo problema comparten sus experiencias para beneficio mutuo.
